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Entre la calle y la barrera

La cimarrona marca una pausa, los payasos toman aire y en el ambiente la euforia y la ansiedad por escuchar de nuevo el redoble agudo del músico que marca la pauta.

Un frío se pasea por la espalda, el paso de la bestia viene cargado con ecos de otros rituales, más primitivos y antiguos como la memoria.

Salido de lo más profundo de las historias de los abuelos, el Sabanero

Un descuido, de repente una tonelada de fuerza y músculo pasa a tu lado, ignorante de su propio poder.

Quién sostiene a quién? ¿El cuerpo de manta y varilla o la estructura de huesos y carne dentro él

¿Cómo se podría disfrutar más que teniendo las propias máscaras al servicio d

Las máscaras toman un paciente descanso, mañana invadirán las calles y los sueños de la gente, su baile tiene ritmo de recuerdos remotos

El eje de las fiestas; se apareció un cristo negro en un palo de coyol hace 218 años. La excusa perfecta para celebrar.

Cueros y Crines, ornamentación y lenguaje… de animal a animal, de generación en generación. El Sabanero y su bestia bien vestida

Mirada de confianza antes de ingresar a la

Entre la calle y la Barrera: el Tablado, una manera de vivir

El cruce de dos mundo

En la calle todo mundo posa para la foto, incluso el Sabanero te invita a un trago.

La burra fiestera perdió su verdadera esencia, ahora parece más una mujer en severo maltrato.

Jogonera: ¡eso le da sabor a la comida!

Estos pañuelos son su entrada numerada, única, personal e intransferible para la barrera. No importa la hora, si usted llega a donde plantó su pañuelo quien sea que esté allí le dará su lugar, cómo no! Usted dejó el pañuelo: ese espacio le pertenece

Abarrotando de fé al pueblo ¡mucho silencio!El Santo Cristo Negro entra a la adoquinada ciudad folclórica.

Desde la barrera, por ahora.

Esta escena estoy seguro que no ha cambiado en el tiempo. Las mujeres, las comidas criollas y la calle.

El retrato de la ilusión, un sueño de colores y formas, debidamente musicalizado por las parranderas notas de la cimarrona. ¡Algún día!

Miradas comedidas que entre lo difuso dibujan líneas de fe por las calles de Santa Cruz, el baile los Indios Promesanos, custodio de la devoción a Esquipulas.

Un buen profesional siempre está preparado, en el chiquero de los sabaneros no puede faltar su manila de repuesto.

La toma de Santa Cruz: alta temperatura y quietud, el reparto de la bendición por los barrios, la itinerante hazaña del Santo Cristo de Esquipulas.

Sitios de remanso, a la espera del acontecimiento, minutos antes del mediodía.

La Burra desvirtuada, humillada.Con poco del pasado en sus cueros, el alma de algunos códigos tradicionales se desvanece.

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